
Después de elegir en la revista que edita la peluquería un corte, preguntarles, previamente, si les enseñaban a hacerlo y recibir como respuesta que "paso a paso", me decidí a hacérmelo en la "pelu" de la plaza de manuel becerra que , por cierto, está decorada con grandes fotos de dicho corte que debe ser la estrella de la temporada. A la chica que me atendió (media melena morena ondulada) le volví a preguntar si les enseñaban a hacer los cortes y señalándole, sin dejar lugar a duda, el que quería, me dijo que sí. Hasta ahí todo bien. La cosa empezó a cambiar cuando me vi en el espejo con un flequillo por la mitad de la frente (la gracia del modelo era, precisamente, un flequillo con mechones largos que llegaban hasta la punta de la nariz),me dijo, entonces, que el flequillo me lo había dejado más corto para que no me molestara. ¡¡Bien!!. Ese día no protesté porque estaba enfadada, pero dos días más tarde sí. Respuesta de la peluquera: que el resto del corte sí se parecía. Respuesta de la que, aparentemente, era la encargada: que lo sentía. Y ni un atisbo de ofrecimiento de compensación. ¡¡Profesionalidad!!
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